Fénix
Del fuego nace y muere, de sus cenizas reencarna y con sus ideas llena el alma
domingo, 23 de marzo de 2014
Esperemos. Veremos
me falta un importante lector. pero ella puede ver todo desde dónde esta.
Veremos!!
Esperemos!!
chaito.-
domingo, 12 de diciembre de 2010
lunes, 25 de mayo de 2009
No existe aquél
Es cierto que lo escuchaba, que lo quería, que lo “bancaba”, declaro rotundamente que pasé por alto muchas cosas con las que no coincidía, sean serias o no. Pero lo que no puedo decirte es que sigue siendo mi amigo. Un título de presentación cómo “estoy con un amigo”, “éste es mi amigo”, no significa que realmente lo sea.
Cuando me di cuenta lo que estaba pasando, me dije a mi misma que no podía más. No fui yo, sino un artificio del destino que permitió que las cosas quedaran como estaban.
Nunca me voy a olvidar haber tenido a ése amigo. Ni tampoco las penas que tuve para aceptarlo como era, cuando él no lo hacia conmigo. Pero gracias a él, aprendí cosas muy importantes, una es que no hay que forzar las relaciones, ni por años de antigüedad ni por lo mucho que puedas querer a la persona, y otra es que nada va a generar en mi lo que éste personaje, no volveré a poner a nadie sobre mis intereses o mis obligaciones, porque él, nunca, ni cuando mas lo necesitaba, lo hizo.
domingo, 24 de mayo de 2009
lunes, 13 de abril de 2009
domingo, 8 de febrero de 2009
sábado, 31 de enero de 2009
Tipo de persona
Mis experiencias vividas y ciertas charlas que he tenido con algunas personas me hicieron llegar a la conclusión de que hay dos tipos de personas; las que esperan a que las cosas pasen (a largo plazo, la vida pasa frente a sus ojos), o las que infieren en los hechos para mejorar las cosas.
domingo, 18 de enero de 2009
Estoy de vuelta!
Muchas gracias a todos.
Un beso muy grande,
Nati (Godiva)
viernes, 7 de noviembre de 2008
Sin Retorno
Lejanamente quedaron aquellos días dónde todo era tan posible, esos períodos en los cuales mi mente y alma estaban tranquilas y en paz… cuando eso que inocentemente escudriñaba (aún sin saber que era) estaba lejos de ser encontrado, y a su vez reservado de mi propio juicio. De cualquier forma, se cumplió el plazo, cosa que a todos nos pasa alguna vez, el momento de cambiar, abrir la mente, dejarse llevar…
Era una suerte de llave, o por lo menos así lo cité yo, para darle una representación metafórica a ese clic que mi espíritu decidió hacer tan repentinamente, cosa que me dejó pasmada. A pesar de que era joven, recelada y centrada… el momento del cambio me apresó de una forma en la cual, reaccioné simplemente quedándome helada y sin la oportunidad de reaccionar, o por lo menos de hacerlo cómo hubiera deseado.
La llave había comenzado a dar indicios de su locación, y si bien yo no tenía ganas de hallarla, era cuestión de aceptar lo que me estaba sucediendo. Cuando la localicé, un nuevo mundo se abrió ante mis ojos, no solo de efectos sensitivos, sino de algo mucho más recóndito y espiritual. La llave de mi corazón había abierto un nuevo cosmos para mi, hacía muy poco miraba con ojos incrédulos a esos tontos llamados “enamorados”, verlos siquiera me resultaba extremadamente irrisible y sentimentaloide, pero luego me dolió darme cuenta que había sido una tonta mas… una enamorada quizá…
Mi corazón se había sincerado frente a mis ojos en un momento poco esperado, pero en ése lapso ni sospechaba que me aguardaba un dolor intenso, una decepción que no había sentido antes y un ardor en el espíritu representando un sentimiento de desarraigo que había provocado la indiferencia y apatía de aquél otro; ese que muy acongojadamente debería llamar un “amor”… no obstante comprendí que no lo había sido. Sin embargo queda tanto de mi vida por recorrer, que esto no es nada.
En mi desesperación, arranqué esa maldita llave y rápidamente cerré esa “cajita” que me recordaba infatigablemente esos sentimientos puros, nobles e ingenuos y me obligue a amontonarlos, como si ese cofre contuviera las mas horribles e insignificantes sensaciones, cosa que a cualquiera (no sólo yo) debería borrar de la memoria, para que nadie en la vida pueda hacerme algún daño de nuevo; las pretendía alejar de mi persona, de mi consciente, de mi vida diaria y de todo mi ser. Intenté archivarlas en el cofre, meter a éste en un placard desocupado de la habitación a la que nunca entro, en una casa que no existe, en ese rinconcito de mí al que menos recurro y si es posible, al que no suelo recordar, pero nunca olvidaré origen de mi futura frialdad o insensibilidad, jamás volvería a creer en alguien, porque opté (tal vez erróneamente) resguardarme de sufrir, y por eso, no arriesgar a perder, esos pocos, pero dolorosos días dejaron una huella en mi, que para siempre voy a considerar para mi, tanto imborrable como imperdonable.
lunes, 20 de octubre de 2008
Hacia el Mar
Ahora que estoy en un mejor lugar, más centrada y con los pies en un lugar que no es la tierra, confirmo tristemente que mi decisión final fue la más adecuada.
Ésta disposición había sido tomada con gran anterioridad a los hechos… las cosas bien deliberadas… dejaría algo para ser recordada, pero no por mi triste final, sino por mi firmeza y autenticidad. No quería (ni quiero) ser conmemorada por lo que quedaba de mi en esos últimos momentos (debido a que era muy poco). No había otra solución, ni en ese entonces, ni tampoco ahora la hay, ni para mí, ni para los demás; porque mi caso no es aislado, demasiadas personas sufren de éste deplorable mal.
Todo pasaba endeblemente, al mismo tiempo que recordaba, sin intención, los últimos meses vividos. El doctor, la familia, la sentencia irrevocable. Todo estaba dicho, desde hacía mucho no había nada que hacer, pero uno siempre conserva algo de esperanza, algo de anhelo por lo que fue… pero que lamentablemente nunca vuelve a ser...
A partir del veredicto final que lo considero, pero nunca pensé que sería tan fácil… me imaginé un abismo mucho mayor al que experimenté… al que aún sigo sintiendo a pesar de todo el tiempo transcurrido.
Recuerdo, como entre nubes, como si fuera una alucinación, cuando mis pies me llevaban de forma paulatina donde ellos entendían que les correspondía, obviamente sin considerarlo de la forma que yo lo hice; se dice que cuando uno sabe lo que tiene que hacer, el cuerpo actúa por inercia, seguramente, mi cuerpo lo había hecho antes; pero nunca le había puesto atención en realidad… para mi, todo se fue dando de forma automática, inconsciente, mecánica, maquinal; el pronunciamiento estaba por cumplirse, y yo ya no aguantaba mas… no sabía donde, cuando, ni como… pero sabía que iba a suceder pronto… nunca había sido ansiosa, pero esto iba mas allá de la ansiedad… llegaba al límite, a ,mí límite, pasando por el miedo, la angustia y la desazón.
Sólo quería saber que dejé algo, que alguien, por lo menos una persona, que no fuera de mis allegados directos, me entendiera; que cualquiera que no me conociera tan bien, me comprendiera. Sabía (y sigo sabiendo) que fue difícil, y ahí es donde se complica la cosa, porque es una decisión ardua, pero para mi, luego de determinarlo, fue demasiado fácil… sabía en ese entonces (y sigo considerando lo mismo) que era lo mejor para todos.
Recuerdo que en un momento me detuve… pero no era por miedo, ni por ganas de volver atrás… comprendía que no volvería atrás… sabía que todo estaba mas que decidido, que mi final estaba cerca, que ya no volvería a tierra firme, que no retrocedería ver a los míos, pero algo de eso también aliviaba mi dolor, dolencia que me trajo hasta aquí, que no me permitía regresar, que causaba mi final inmediato.
Miré hacia abajo buscando mis pies. Era obvio que no los iba a ver, pero uno a veces tiene esas reacciones sin sentido, así que comencé a caminar de nuevo. Cuando me di cuenta que solo quedaban segundos, parte de mi pena se desvaneció, al mismo tiempo que mi tortura comenzaba a cobrar un nuevo sentido y mi mente se despejaba lentamente. Mi último pensamiento resultó ser “Espero que recuerden a Alfonsina por lo que fue”.
sábado, 18 de octubre de 2008
Manchas del alma
Miré el suelo y ahí estaba, no tan reciente… pero igual no se iba a ir tan rápido como yo necesitaba, como el recuerdo de aquél que amé y tanto me lastimó, se borra de a poquito… cada vez duele un poco menos, y en éste caso, se va destiñendo hasta que se termina de borrar, o por lo menos, queda simplemente una desdichada marca que se puede ignorar más fácilmente…
Eché un vistazo al asfalto de la recepción de casa, así me di cuenta que la relación, había sido casi igual… sólo una marca grasienta que ensuciaba el pavimento de mi corazón… ¡era tiempo de limpiar toda superficie y terminar con el tema!…parecía que sólo eso había quedado marcado de verdad… o sólo eso había sido verdadero… esa mancha sucia, grasosa y deshonesta que (Gracias a Dios) se iría borrando poco a poco.