Del fuego nace y muere, de sus cenizas reencarna y con sus ideas llena el alma

viernes, 11 de abril de 2008

El Viejo





Todo lo que éstos miraban era en realidad algo superfluo.

A ninguno le importa el interior en éstas épocas, solo les interesaba lo de afuera, la apariencia, el símbolo; ni el significado, ni la esencia, ni la antigüedad valen.

Mientras todos observaban con su acostumbrada obstrucción mental, hacia aquella vidriera, yo me daba cuenta cada vez mas lo lejos que estaba de éstos sujetos (en todo sentido). Nunca volvería a ser como ellos, nunca los entendería, ni ellos a mí; tampoco surgiría de ninguno intentar comprender al otro. ¿Por qué se molestarían en comprender? Después de todo, es obvio que si ellos están ahí y yo aquí es por algo, ya pasé por eso… pero nunca más.

Tal vez crean que no me importa. Tal vez crean que así lo quiero, pero si piensan eso están equivocados. Nadie elegiría este camino. A nadie le gustaría estar en mi lugar en su sano juicio, pero tarde o temprano, casi todos ellos llegarán donde estoy yo, lo veo, lo siento… lo se; tengo esa certeza, aunque se que a ninguno le agradará, y tal vez sólo así me comprendan… si no se ponen en mi lugar es difícil que puedan entenderme…no solo a mi, sino a muchos de los que están como yo.

Sin embargo, llegué aquí y ahora no puedo volver atrás.

La vida es un laberinto, del cual uno a veces puede encontrar el retorno hacia el camino que tomó, otras veces no, y ya no se puede regresar, solo puede continuar hacia delante. Eso me pasó a mi, aunque creo que no estoy tan mal; igualmente, mi laberinto es todo hacia delante, no hay posibilidad de retorno alguno… hasta donde llegué nada puede volver atrás, por lo menos en éste caso.

De todos modos soy feliz a mi manera. Pero ellos no. No entienden. No saben, no piensan.

Para ellos soy solo la sobra, y ellos son lo justo, la medida necesaria. Yo soy solamente algo que no debería ser, mientras que ellos son lo original, lo nuevo, lo actual, lo que sirve y sobre todo, lo que vale, porque yo ya no valgo mas, porque yo ya fui usado y descartado.

Miré hacia atrás. Ya había buscado en cada esquina, no sabía que buscaba, pero cuando lo encontrara me daría cuenta… de cualquier forma no sabía donde recurrir.

Pasé cerca de los tontos que miraban con la boca abierta hacia un nuevo aparato tecnológico del cual no me interesaba nada de nada; no me detuve a mirar, no valía la pena, no volvería a caer en eso.

Era tarde, no reconocía donde estaba y nuevos tontos admiraban el aparato, en babia, parloteando sobre cosas que no entendía y no volvería a entender…. Palabras sin sentido escuchaba yo salir de sus bocas, pero no sabía que significaban.

-Vení, Pepe- me dijo una anciana que de pronto apareció junto a mi- es hora de volver a casa.

Y eso hice.


How





Death is but crossing the world, as friends do the seas; they live in one another still. For they must needs be present, that love and live in that which is omnipresent In this divine glass they see face to face; and their converse if free, as well as pure. This is the comfort of friends, that though they may be said to die, yet their friendship and society are, in the best sense, every present, because immortal.


William Penn, More Friuts of Solitude