Del fuego nace y muere, de sus cenizas reencarna y con sus ideas llena el alma

lunes, 8 de septiembre de 2008

Despertar



Sencillamente había sido inteligible y dulce, maravilloso como un sueño, pero despertó sobresaltada y con sus sentidos asediados. Como una afable aventura duró; y lo que borrosamente obtuvo al vislumbrar de la cascada, era lo que estaba esperándola… las suaves aguas circularon por la eternidad entre las rocas, ella, siempre parada detrás de éstas, y nunca se arriesgó a seguir adelante. Luego se dio cuenta que, sin procurar ese pequeño paso, jamás sería nada y estaría estancada perpetuamente, era hora de demostrarse a si misma que había despertado, y eso solo requería un paso adelante.

Nunca lo olvidó. Ese día empezó a vivir.