Nunca fui confiada, tampoco paranoica. No creo ni en el amor incondicional o de por vida, ni en el concepto de “media naranja”. No por anti ni por solitaria, sino que pensaba que todos tenemos falencias y somos diferentes, por ende, no somos compatibles con muchas otras personas, aunque a veces intentemos o queramos serlo. Lo que si creía es que hay individuos con los que te vas encontrando en el camino que permanecen ahí por motivos varios. Muy importante es poder confiar en alguien, contar cosas, pensamientos, acciones o lo que sea. Tener a esa persona, sea una o dos, pero alguien, un confidente, un amigo. En ése si confiaba, a ése si lo quería. Definitivamente. El problema es si éste no tiene una personalidad compatible con la tuya. Cuando no es de esas personas que pueden realmente congeniar con uno. Si es así, te puedo asegurar que se complica.
Es cierto que lo escuchaba, que lo quería, que lo “bancaba”, declaro rotundamente que pasé por alto muchas cosas con las que no coincidía, sean serias o no. Pero lo que no puedo decirte es que sigue siendo mi amigo. Un título de presentación cómo “estoy con un amigo”, “éste es mi amigo”, no significa que realmente lo sea.
Cuando me di cuenta lo que estaba pasando, me dije a mi misma que no podía más. No fui yo, sino un artificio del destino que permitió que las cosas quedaran como estaban.
Nunca me voy a olvidar haber tenido a ése amigo. Ni tampoco las penas que tuve para aceptarlo como era, cuando él no lo hacia conmigo. Pero gracias a él, aprendí cosas muy importantes, una es que no hay que forzar las relaciones, ni por años de antigüedad ni por lo mucho que puedas querer a la persona, y otra es que nada va a generar en mi lo que éste personaje, no volveré a poner a nadie sobre mis intereses o mis obligaciones, porque él, nunca, ni cuando mas lo necesitaba, lo hizo.
Es cierto que lo escuchaba, que lo quería, que lo “bancaba”, declaro rotundamente que pasé por alto muchas cosas con las que no coincidía, sean serias o no. Pero lo que no puedo decirte es que sigue siendo mi amigo. Un título de presentación cómo “estoy con un amigo”, “éste es mi amigo”, no significa que realmente lo sea.
Cuando me di cuenta lo que estaba pasando, me dije a mi misma que no podía más. No fui yo, sino un artificio del destino que permitió que las cosas quedaran como estaban.
Nunca me voy a olvidar haber tenido a ése amigo. Ni tampoco las penas que tuve para aceptarlo como era, cuando él no lo hacia conmigo. Pero gracias a él, aprendí cosas muy importantes, una es que no hay que forzar las relaciones, ni por años de antigüedad ni por lo mucho que puedas querer a la persona, y otra es que nada va a generar en mi lo que éste personaje, no volveré a poner a nadie sobre mis intereses o mis obligaciones, porque él, nunca, ni cuando mas lo necesitaba, lo hizo.
